DESCRIPCION PERFECTA.

Desde Cuba, odian a Miami de la boca para afuera; lo demonizan propagandísticamente a todas horas y la llaman " la ciudad más peligrosa de los Estados Unidos", "la sede de la mafia anticubana de Miami", "la cueva del derechismo cubano", pero sueñan perennemente con pasearse por sus calles, visitar y comprar en sus tiendas, comer en sus restaurantes, y divertirse en sus centros nocturnos.


Son los fidelistas con mentalidad de capitalistas, que chivatean, insultan y mienten desde Cuba, pero que cuando les dan una oportunidad--buscada por años con desesperación-- de visitar a esta Ciudad, corren alborozados a la sede diplomática del "enemigo" a recibir sus visas y vienen aquí, cambiando de careta, a codearse con la "mafia anticubana" y a abrazarse con los quintacolumnistas enquistados en esta sociedad.

Algunos disfrazan sus opiniones, otros responden a las preguntas incómodas con una sonrisa enigmática o cínica y hasta ha habido alguien como el integrante del duo "Buena fe", Israel Rojas, que le pasó un strike a Oscar Haza, cuando dijo: "como afirmó un músico cubano, 'he dicho lo mio a tiempo y sonriendo' ".

Ese músico cubano no es otro que el esbirro intelectual Silvio Rodríguez y la cita es de su canción "Resumen de Noticias".

Muchos son tan cínicos que se atreven a citar a gente comprometida y repudiada en esta ciudad.

Estos viajeros son la representatividad más genuina del "nuevo hombre socialista".
Los de la doble careta, la doble moral y el signo de peso en la frente.
Los que defienden a la revolución de dientes para afuera.
Los miserables que van con la marea y que son más abominables que los verdaderos defensores de la maldad castrista.
En realidad esta clase de gente, no valen ni un kilo prieto, ni allá, ni aquí, porque no son capaces de sacrificarse un ápice por un ideal, aunque sea una idea diabólica y torcida como el socialismo que no funciona ni en tiranía, ni en democracia.
Son los eternos "hombres de éxito", dúctiles como gelatina, arrastra panzas como babosas, payasos de quien les pague y cambia casacas miserables, que no valen ni el escupitajo de un borracho.

Por Aldo Rosado. NUEVO ACCION.