A LO CORTICO CON HIRAM.

El Síndrome de Chamberlain y la OEA




La política indecisa de este pais, que cambia con cada admistracion ha sido siempre confrontada con éxito por el régimen, porque siempre ha mantenido una posición inflexible de no ceder a ninguna demanda democrática. El régimen con esa posición radical ha llegado a tal extremo de lograr que este pais le resuelva el descontento popular aceptando la entrada en este pais a cientos de miles de cubanos cada vez que la situación interna ha puesto en peligro su estabilidad.


Esta politica inestable y conciliadora recuerda la que desarrolló el Canciller Británico Neville Chamberlain, que en su afán de mantener la paz a toda costa, mantuvo una política de apaciguamiento con Adolfo Hitler, que aceleró la guerra. Estos hombres, obsesionados por el poder, interpretan cualquier gesto conciliatorio como una debilidad del adversario. Estas concesiones la convierten en un escalón para exigir otras, mientras envían mensajes de cambios, que nunca concretaran, para acallar reclamos y dar esperanza a los que todavía creen que soltaran voluntariamente las riendas del poder.


Despues de cincuenta años de lidiar con el régimen, todavía este pais no se ha dado cuenta que es gran error ofrecer gestos unilaterales de buena voluntad, con la esperanza de que serán reciprocados, y que ayudaran a la creación y fortalecimiento de la sociedad civil. Eso nunca sucederá mientras los hermanos Castro permanezcan en el poder, porque ellos prefieren que se hunda la isla antes que ceder un ápice de poder.


Mientras este pais, generoso como ninguno, trata de ayudarnos, y la Unión Europea mantiene una constante critica contra el régimen, los países hermanos del continente, con la OEA a la cabeza, mantienen un silencio infame ante los atropellos constantes a los principios democráticos que dicen defender. Para algunos de estos “demócratas” esa actitud complaciente no es suficiente, por lo que visitan la isla para rendirle tributo y admiración al hombre que ensangrentó a muchos países del continente y al verdugo de nuestro pueblo. Uno de los ejemplos más despreciables lo hizo el presidente Álvaro Colom de Guatemala que visitó la Isla para otorgarle al tirano la Orden del Quetzal y pedirle perdón por que se usó su territorio para lanzar la invasión de Playa Girón


La actitud cómplice de esos gobernantes hizo crecer en mi pecho un profundo resentimiento, y el deseo, apenas contenible, de correr hacia ellos y gritarles en su cara.


¡Cobardes!, ¡Miserables!


Cuando el Creador decida terminar nuestro tormento y el sol de la libertad ilumine nuestro pais, no quiero que la visiten, aquellos que siendo nuestros hermanos, no solo ignoraron el dolor de nuestro pueblo, en su hora más amarga, sino que fueron a festejar con el tirano sus cincuenta años de tiranía.


El que ama la libertad, no puede respetar al que la pisotea, ni que el que se dice demócrata puede sentarse a la mesa a cenar con quien la desconoce.


La historia los llamará, si quiere ser benigna, confundidos y equivocados, pero yo prefiero llamarlos:


¡Traidores!


Hiram Gonzalez